Voto de austeridad para una escuela en el siglo XXI

Harto de leer papers y ponencias sobre «los desafíos de la escuela en la época de la IA» les dejo, bajo la inspiración de Lars von Trier, un voto de austeridad, tan afín a los delirios mesiánicos de la actualidad política neoliberal, para la llamada «escuela del futuro o futuro de la escuela» o cualquiera de las estupideces dignas de las burocracias internacionales y sus súbditos:

  1. Las clases deben ser presenciales. No deben ser al aire libre, ni a la vista de quienes no forman parte de lo que es la intimidad de una clase. En vistas a esa intimidad: las clases no se deben grabar, ni filmar; solo notas escritas a puño y letra. Se debe desalentar todo tipo de notas en computadoras. La confianza es la base para una conversación en las aulas. El respeto debe ser producido y enseñado como tal.El trabajo del docente se agota en su propia producción: es irreproducible.
  2. No se deben usar en clase elementos tecnológicos provenientes del entretenimiento, sean canciones, películas, series de televisión, podcasts, o herramientas tipo PowerPoint, etc. Tales, pueden ser utilizadas afuera de la escuela o en trabajos prácticos.
  3. La clase debe ser enteramente oral. El docente tiene prohibido leer; salvo notas preparadas y citas elegidas. Importa la capacidad oral del docente en exponer, narrar, centrar ideas; incluye la ironía, el sentido del humor, la conversación con los estudiantes.
  4. Los intercambios entre el docente y los estudiantes deben reducirse, estrictamente, al ámbito de las aulas. Queda prohibido que el docente comparta, por ejemplo, sus redes sociales con los estudiantes. La producción intelectual del propio docente jamás puede ser bibliografía obligatoria. Siempre optativa y secundaria.
  5. Queda absolutamente prohibido que el docente grite o levante la voz. La voz y exposición del docente debe ser amable, gentil, apasionada pero lo más tranquila, paciente y calma posible. El tono “militante” (sea moral, alarmista, aleccionador o ejemplificador) debe ser desterrado de las aulas de la Nación.
  6. La exposición del docente debe problematizar la falsa dicotomía entre teoría y práctica en el sentido de una praxis o dialéctica en cuanto superación del entendimiento unilateral.
  7. Los trabajos prácticos deben servir para que el estudiante aprehenda categorías con la cuales pueda analizar su propia experiencia.
  8. Las clases deben ser lo más académicas y rigurosas posibles.
  9. La situación evaluativa debe ser desplazada como ejercicio de poder y transformarse en un valor de uso del estudiante para consolidar su trabajo.
  10. El único poder que debe ejercer el docente es ser un valor de uso para que los estudiantes aprendan a guiarse en el pensar. El éxito mayor del docente es que los estudiantes no piensen como el docente, es decir, que piensen.

Buenos Aires, 9 de marzo de 2024

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